Los países reunidos en la Cumbre del Clima (COP28) han llegado a primera hora de este miércoles a un acuerdo de “transición para abandonar todos los combustibles fósiles” El compromiso de luchar contra el cambio climático, establecido en el Acuerdo de París hace ocho años, ha llevado a la comunidad internacional a reconocer la necesidad de deshacerse de las fuentes de energía más contaminantes. En este sentido, el texto pactado en Dubái por los representantes de 200 países destaca la responsabilidad del petróleo, el carbón y el gas en la crisis climática actual.
Tras una larga noche de negociaciones en Dubái, los participantes acordaron una declaración final en la que piden el ”abandono progresivo” de la energía contaminante (petróleo, gas y carbón) que produce el calentamiento global. El documento de 21 páginas, aprobado en la mañana de este miércoles insta a los países a transitar para “dejar atrás” los combustibles fósiles en sus sistemas energéticos.
El último borrador propuesto en la madrugada del miércoles por el presidente de la COP, sultán Ahmed Al Yaber, fue recibido como una mejora con respecto a la versión del lunes, que provocó una auténtica tormenta en el desierto y fue criticado como «inaceptable e insuficiente». El texto aprobado finalmente junto al Balance Mundial (el primer inventario de la acción climática desde el Acuerdo de París) hace un llamado a la transición «equitativa y ordenada» con el objetivo de «tomar acciones en esta década crítica y conseguir el cero neto en el 2050».
Esta última mención al 2030 como meta inmediata era también una de los principales reivindicaciones tanto de la UE como de la Alianza de Pequeños Estados-Isla, que calificaron la versión anterior como una «sentencia de muerte» para los países más vulnerables al cambio climático.
El acuerdo de la COP28 reconoce «la necesidad de una reducción profunda, rápida y sostenida de las emisiones en línea con el objetivo de 1,5 grados» (de aumento máximo de las temperaturas). Otro de los puntos clave fue hasta el final la meta de triplicar la capacidad de las renovables en el 2030.
El texto final reconoce también la necesidad de adaptar la transición «a las necesidades diferentes de cada país» e incluyó una mención explícita a «acelerar la reducción de emisiones derivada del transporte por carretera». El acuerdo hace también un llamado a la eliminación de la producción de carbón sin sistemas de captura de CO2, un punto criticado por decenas de expertos que cuestionan la capacidad de esta tecnología a gran escala. Sin embargo, el texto también deja abiertas puertas traseras, como el uso continuado de gas y el uso de tecnologías controvertidas para almacenar y capturar CO2.
El presidente de la COP28, Sultan al-Jaber, se refirió al acuerdo como “paquete histórico”. “Las generaciones futuras tal vez no sepan sus nombres, pero tendrán una deuda de gratitud con cada uno de ustedes”, dijo al-Jaber.
«Hemos logrado lo que nos habíamos propuesto: mantener el 1,5 grados a nuestro alcance y marcar el principio del fin de los combustibles fósiles»
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó su satisfacción y calificó el acuerdo como “un momento decisivo en la lucha contra el cambio climático”. “Es importante que el resultado del Balance Mundial reafirme claramente la necesidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C y que esto requiere reducciones drásticas de las emisiones en esta década”, argumentó Guterres.
«Hay elementos que nos gustan y otros que no nos gustan tanto», comentó por su parte el comisario climático de la UE Wopke Hoekstra. «Conviene destacar en cualquier caso que es la primera vez en tres décadas que hay una mención explícita al futuro de los combustibles fósiles en una cumbre del clima».