Durazno posee una vasta riqueza natural, con el bosque ribereño del río Yi como uno de sus principales emblemas y espacios de conexión comunitaria. Sin embargo, en la zona oeste de la ciudad, la cobertura arbórea es limitada y el acceso a áreas verdes resulta escaso. En los barrios La Unión y Las Higueras, caracterizados por un contexto socioeconómico medio-bajo, los vecinos deben desplazarse varios kilómetros para encontrar espacios naturales y recreativos.
Para enfrentar este desafío, la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC) y Vida Silvestre han desarrollado un proyecto innovador: la creación de bosques urbanos nativos bajo el método Miyawaki, una técnica de restauración ecológica que permite el rápido crecimiento de bosques densos en espacios reducidos.

La estrategia de crear pequeños bosques urbanos a partir de especies propias de la región es novedosa en Uruguay y representa una de las soluciones basadas en la naturaleza más eficientes para la adaptación climática.
La iniciativa, liderada por Sofía Cortizas (UTEC) y Federico Weinstein (Vida Silvestre), fue seleccionada en el marco de una convocatoria abierta sobre medidas de adaptación al cambio climático en la región Centro-Norte del país, con apoyo del Ministerio de Ambiente y la Corporación Nacional para el Desarrollo.

El proceso incluyó la caracterización del área, el relevamiento de la relación de los vecinos con el arbolado urbano y un diseño participativo, asegurando que el proyecto no solo aporte beneficios ambientales, sino que también fortalezca el sentido de comunidad y pertenencia.
Los bosques plantados no solo contribuyen a la biodiversidad y la mitigación del efecto isla de calor urbano, sino que también generan oportunidades para el esparcimiento y el bienestar de los vecinos. La metodología Miyawaki, al favorecer una alta densidad de especies nativas, estimula la competencia natural entre plantas, asegurando un crecimiento acelerado y sostenible.
Este artículo se basa en la publicación original de UTEC, disponible en su sitio web aquí.