Movidos por la curiosidad científica, estas son las preguntas que se hicieron los investigadores Hansen Li y Guodong Zang, de la Universidad del Suroeste en Chongqing, China.
En el estudio que realizaron se exploran las teorías más relevantes sobre los beneficios que ofrecen a la salud humana entornos naturales enriquecidos con plantas .
Desde una perspectiva psicológica, los investigadores se interesaron por la teoría de la restauración de la atención. Según esta propuesta, un ambiente natural captura nuestra atención de manera suave y sin esfuerzo, permitiéndonos recargar nuestra capacidad de concentración y reducir la fatiga mental.
Este proceso mejora nuestra capacidad de enfoque y atención, y nuestro estado de ánimo general. En el proceso también entra en juego la hipótesis conocida como fluidez perceptual o cognitiva.
Según esta explicación, la estructura de muchos elementos naturales, como árboles y paisajes, con formas fractales, se procesa de manera muy eficiente por el cerebro, lo que facilita una sensación de comodidad y placer.

Además, desde la perspectiva del condicionamiento clásico, los investigadores proponen que ciertos aspectos de la naturaleza pueden evocar respuestas de relajación debido a experiencias pasadas que asociamos con esos aspectos. Esta asociación aprendida entre naturaleza y estado mental positivo puede ser una poderosa herramienta para mejorar el bienestar psicológico y la felicidad.
Por otro lado, desde un punto de vista conductual, los espacios verdes fomentan actividades, como pasear o practicar deporte, que mejoran la salud cardiovascular y el estado de ánimo. Temperaturas más templadas que las de las ciudades, y un aire más limpio, también contribuyen a un bienestar fisiológico.
Además, las áreas naturales son propicias para el encuentro y la interacción social. Actividades como el senderismo en grupo, una merienda o una velada a la luz de las estrellas fomentan la conexión con otras personas, fortalece lazos sociales y crea sensación de comunidad.
Estas interacciones pueden aliviar la sensación de aislamiento y soledad, y el apoyo social conseguido por estos medios refuerza, según los investigadores, la resiliencia emocional y psicológica.

De forma global, existe una compleja red de factores que interactúan entre sí, y a través de los cuales el espacio natural, y especialmente si está enriquecido con plantas, beneficia nuestra salud mental, física y social.
La integración de la naturaleza en nuestro ambiente más cercano no solo es vital para el bienestar individual, también tiene implicaciones importantes para las políticas públicas y la planificación urbana dirigidas a promover entornos de vida saludables.