“El fenómeno de la desertificación es uno de los principales retos medioambientales de nuestro tiempo”, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aunque Uruguay no cuenta con desiertos ni tierras semiáridas, la desertificación y degradación de suelos puede ocurrir en cualquier ecosistema terrestre. Por esta razón, Uruguay se ha unido a la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (UNCCD).

¿Qué es la desertificación y cuáles son sus consecuencias?
Aunque el término puede sugerir la expansión de los desiertos, la desertificación se refiere específicamente a la “degradación continua de los ecosistemas de las zonas secas debido a las actividades humanas, como la sobreexplotación de la tierra, la minería, el sobrepastoreo y la tala indiscriminada, así como al cambio climático”, de acuerdo con la ONU.

Factores naturales como el viento y el agua también pueden agravar la situación arrastrando la capa superficial de suelo fértil. Este problema global tiene graves consecuencias para la biodiversidad, la seguridad de los ecosistemas, la erradicación de la pobreza, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible. Incluso, la degradación de las zonas secas puede forzar el desplazamiento de miles de personas.

¿Dónde ocurre la desertificación?
“A cada segundo se degrada un área de tierras sanas equivalente a cuatro campos de fútbol, sumando 100 millones de hectáreas cada año, una extensión del tamaño de Egipto”, según advierte la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). Y la velocidad de degradación está aumentando, con tasas de entre 30 y 35 veces superiores a las históricas.
Aunque es un problema global, hay disparidades en su ritmo de avance. Según un reporte de la CNULD de 2023, América Latina y el Caribe, junto con Asia Central y Oriental, mostraron en 2019 una mayor proporción de tierras degradadas que el promedio mundial. Sin embargo, las tendencias desde 2015 indican que África está experimentando una degradación considerablemente más rápida.

Soluciones para un problema global
Para mitigar la desertificación, la ONU sugiere varias medidas: reforestar y regenerar especies arbóreas, mejorar la gestión del agua, y enriquecer y fertilizar el suelo mediante la regeneración de la cubierta vegetal. Estas acciones no solo ayudan a conservar nuestros ecosistemas sino que también promueven un desarrollo sostenible a largo plazo.