Desde su detección en Uruguay en 2022, el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) se ha convertido en una grave amenaza para las palmeras del país. Originario del sudeste asiático, este insecto perfora el tronco de las palmeras, debilitándolas y llevándolas a la muerte.
Se constató su presencia en Montevideo, Canelones, Maldonado, Florida, Flores, San José, Colonia y Lavalleja, donde se realizan diferentes acciones para tratar de frenar el avanza de esta plaga que está afectando el paisaje urbano y natural, y a su vez representa un desafío para la conservación de los ecosistemas.

Un grupo de trabajo para enfrentar la plaga
Ante la creciente preocupación, el Ministerio de Ambiente anunció la creación de un grupo de trabajo específico para abordar el problema. Esta iniciativa forma parte del Protocolo de Respuesta ante Especies Exóticas Invasoras y contará con el liderazgo de la Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Dinabise), en coordinación con el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) y otros organismos especializados.
Este martes, el Comité de Especies Exóticas Invasoras se reúne para abordar la propagación del picudo rojo y definir estrategias de respuesta. Entre ellas, los expertos evalúan la posibilidad de declarar una emergencia fitosanitaria a nivel nacional, lo que permitiría la movilización de recursos adicionales para frenar el avance de la plaga.
El grupo reúne a expertos en manejo de plagas, entomólogos y biólogos, con el objetivo de implementar estrategias de monitoreo, eliminación de ejemplares infestados y aplicación de tratamientos fitosanitarios. Estas medidas buscan mitigar el impacto del picudo rojo y evitar su expansión a nuevas áreas.

El impacto ecológico y social
Las palmeras cumplen un papel clave en los ecosistemas urbanos y naturales, proporcionando refugio para diversas especies y contribuyendo a la biodiversidad. La pérdida masiva de estos árboles por la acción del picudo rojo podría alterar la composición vegetal y afectar el equilibrio ambiental.
Además, el deterioro de las palmeras en espacios públicos y zonas costeras puede afectar el patrimonio paisajístico de Uruguay, impactando tanto a ciudadanos como a visitantes. La conservación de estos ejemplares es una prioridad para mantener la identidad natural y cultural del país.

Cómo puede ayudar la comunidad
El Ministerio de Ambiente ha destacado el papel fundamental de la ciudadanía en la detección y control del picudo rojo. La identificación temprana de los síntomas es crucial para frenar su avance. Las palmeras afectadas presentan hojas caídas, perforaciones en el tronco y, en algunos casos, la presencia de larvas, lo que evidencia la infestación.
Ante la sospecha de un ejemplar infectado, es imprescindible que los ciudadanos lo reporten a las autoridades competentes, ya sea al Ministerio de Ambiente o a los organismos locales encargados de la gestión ambiental. La información oportuna permitirá una rápida intervención y reducirá el riesgo de propagación.
Además, para evitar la expansión del insecto, se recomienda no trasladar partes de palmeras infestadas a otras zonas. El movimiento de ejemplares afectados puede contribuir a la dispersión del picudo rojo y dificultar su control. La prevención y la cooperación de la comunidad son esenciales para mitigar el impacto de esta plaga y proteger la biodiversidad del país.

