El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, de visita en Colombia, se reúne hoy miércoles con su homólogo Gustavo Petro, con quien comparte una serie de visiones e intereses. Ambos quieren situar a sus países a la vanguardia de la preservación ambiental. Pero, sus posturas sobre el futuro de la exploración petrolera los divide.
A principios de abril, Colombia y Brasil destacaron a nivel mundial por la reducción de la deforestación en 2023. El laboratorio GLAD, de la Universidad de Maryland, y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), publicaron los datos anuales sobre la disminución de los bosques. Si no fuera por los dos países latinoamericanos, la destrucción forestal sería aún peor, habría disminuido en más de un 30 por ciento respecto a 2022.

Como presidente del G20 en 2024, Lula busca reafirmar su papel de liderazgo. En 2025, Brasil será sede de la COP30 -la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático número treinta-. Por otro lado, la ciudad colombiana de Cali será la sede de la COP16, centrada en la biodiversidad, a partir de octubre de este año.
Brasil y Colombia liderarán la agenda ambiental y climática en América Latina, lo que en cierto modo debería tener repercusiones globales. Ambos países buscan protagonismo y es importante mostrar datos de deforestación en estos eventos».
Ilan Zugman, director de 350.org en América Latina.
Búsqueda de «transición energética justa»
La búsqueda de compensaciones de los países desarrollados por la preservación de los recursos naturales de los países en desarrollo también une a Lula y Petro.
«Ya sea para pedir más financiación relacionada con pérdidas y daños por motivos climáticos, para la mitigación de riesgos o para ayudar hacia una transición energética justa, los países del Sur global, liderados por Brasil y Colombia, deberían actuar con más fuerza en los próximas reuniones internacionales», afirma Zugman.
En 2023, durante la COP28, celebrada en Dubái, Petro anunció la creación de una cartera para la acción climática y una transición socioecológica y energética justa. El presidente colombiano buscó inversiones por 34 mil millones de dólares para que Colombia abandone energías más contaminantes -como el carbón y la exploración de petróleo- e invierta en fuentes renovables y limpias.

Imagen Filipe Bispodpapicture alliance
Desacuerdo por el petróleo
En esa COP28, Petro unió a su país al llamado global para acabar con los combustibles fósiles. El Gobierno de Lula, por otro lado, continúa promoviendo la exploración de petróleo. En agosto de 2023, los desacuerdos sobre el tema llevaron a que la Cumbre de la Amazonía, celebrada en Belén, se cerrara sin una declaración conjunta con respecto a la explotación de hidrocarburos.
La expectativa es que la presión aumente cada vez más en los próximos meses hasta la COP30 y, en algún momento, el Gobierno brasileño tendrá que mostrar una posición más clara».
Ilan Zugman
Recientemente, el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, defendió que Brasil explore petróleo hasta que se desarrolle y contempló la posibilidad de acudir a la técnica de extracción hidráulica o «fracking» en el país. Este es un proceso muy controvertido y prohibido en varios países, como el Reino Unido, pero muy común, por ejemplo, en Estados Unidos.
«Las recientes declaraciones podrían obstaculizar el posicionamiento estratégico de Brasil como líder ambiental. En este momento, Colombia está más alineada con la visión internacional», evaluó Zugman. Pero mientras el discurso no se convierta en acciones concretas, según el experto, hay espacio para que Lula «consiga gestionar» la situación.