Ubicada entre los departamentos de Maldonado y Rocha, la Laguna Garzón es un área protegida de vital importancia para la conservación de la biodiversidad en Uruguay. Este complejo ecosistema, que abarca desde bosques ribereños hasta dunas costeras, alberga una rica variedad de especies, muchas de ellas endémicas o amenazadas.
Control de especies invasoras, revegetación con especies nativas y la restauración de procesos ecológicos son intervenciones realizadas en la zona costera del área protegida.
La laguna, un humedal de relevancia internacional, sirve como refugio seguro para aves migratorias y es crucial para innumerables organismos acuáticos. Su valor ecológico trasciende las fronteras nacionales, posicionándola como un sitio clave para la investigación científica y la educación ambiental.

Foto Ministerio Ambiente
El ecosistema de la Laguna Garzón enfrenta una situación crítica debido a la alteración de sus procesos hidrológicos naturales. Las aperturas artificiales han modificado los patrones de circulación del agua, interrumpiendo el intercambio hidrosalino con el océano.
Esta situación compromete la dinámica sedimentaria y la renovación de las aguas, generando condiciones ambientales desfavorables para la biodiversidad acuática y la integridad del ecosistema.

Con el fin de revertir el deterioro ambiental y promover la recuperación de la biodiversidad, desde 2023 se han implementado diversas iniciativas de restauración ecológica en la Laguna Garzón.
Estos esfuerzos se han concentrado en la restauración de ecosistemas costeros, particularmente aquellos asociados a ambientes arenosos (psamófilos), con el objetivo de restaurar hábitats críticos para numerosas especies y mejorar la resiliencia del sistema ante los efectos del cambio climático.
Según Andrés Fernández, director del Área Protegida Laguna Garzón, la restauración ecológica es una prioridad para garantizar la conservación de los ambientes costeros. «Estamos trabajando en estrecha colaboración con instituciones académicas y comunidades locales para implementar acciones concretas de recuperación de los ecosistemas psamófilos», afirmó Fernández a Ambienta.

Durante 2024, se llevó a cabo una importante labor de restauración costera mediante la instalación de «cercas captoras». Utilizando ramas y follaje de acacia, una especie invasora, para construir estas barreras, se combate la proliferación de estas especies dañinas y, al mismo tiempo, se favorece la recuperación de ecosistemas dunares, esenciales para la biodiversidad y la protección de las costas.
Adicionalmente, se ejecutaron acciones de revegetación con el fin de recuperar la cubierta vegetal de las dunas y, por ende, restaurar los ecosistemas dunares afectados. Mediante la revegetación con especies psamófilas nativas, se restituye la biodiversidad propia de estos ecosistemas, creando hábitats adecuados para aves, insectos y demás organismos. Además, las raíces de estas plantas consolidan el suelo, previniendo la pérdida de arena y protegiendo las costas de eventos climáticos extremos.

Como medida prioritaria, se implementaron acciones de “control sobre las poblaciones de acacia”, una especie exótica invasora que representa una grave amenaza para la supervivencia del matorral costero nativo. Esta especie desplaza a la flora autóctona, altera los ecosistemas y reduce la biodiversidad local. El control de las acacias es fundamental para preservar este frágil ecosistema y garantizar la conservación de la rica biodiversidad que alberga.
Las arduas tareas de restauración ecológica han sido posibles gracias a la valiosa colaboración de múltiples actores. La Intendencia de Rocha, el Municipio de Garzón, el Centro Universitario Regional del Este (CURE-UDELAR), junto a estudiantes y docentes de la Escuela Agraria de San Carlos y del Polo Educativo Tecnológico de Arrayanes, han unido esfuerzos para llevar a cabo estas iniciativas que han logrado revitalizar significativamente los ecosistemas costeros.

Fernández destaca la importancia del trabajo conjunto: “Se trata de intervenciones activas que se realizan en los ecosistemas para tratarlos de recuperar cuando están dañados o degradados”. La participación de estudiantes no solo proporciona mano de obra, sino que también les permite aplicar en el terreno lo aprendido en clase.
En la restauración costera se intervino plantando especies psamófilas con la finalidad de revegetar las dunas erosionadas. Además, se ordenaron los espacios, colocando cartelería que indica las acciones y los accesos habilitados, además de la construcción de los vallados de cercas captoras de arena a partir de especies exóticas invasoras, particularmente la acacia, que se controla.
A través del entrelazado de ramas y follaje se van formando cercas cuya función es captar arena mediante la acción del viento, regenerando así la duna primaria dañada por la erosión.
Las ramas de acacia, provenientes de podas, fueron utilizadas para el armado de cercas captoras, instaladas en una de las zonas más afectadas por la erosión, causada principalmente por el tránsito de peatones y, en algunos casos, por la falta de accesos regularizados a la playa.
La restauración ecológica del área protegida se inicia en el vivero, donde los guardaparques llevan a cabo un proceso de producción de plantines a partir de semillas de especies nativas. Se prioriza la genética local para asegurar la conservación de la biodiversidad y la adaptación de las plantas al ecosistema.

Entre las especies cultivadas destacan aquellas pertenecientes al herbazal y matorral psamófilo, capaces de colonizar suelos arenosos y salinos, contribuyendo así a la recuperación de la vegetación original.
Las dunas costeras son mucho más que simples montículos de arena; estos ecosistemas únicos albergan una rica biodiversidad, incluyendo especies vegetales adaptadas a condiciones extremas de salinidad y sequía, así como una fauna especializada que ha evolucionado para aprovechar los recursos de este ambiente dinámico.
La restauración ecológica en la Laguna Garzón no solo tiene un impacto ambiental, sino que también promueve la educación y la conciencia ambiental en la comunidad. A través de estas iniciativas, estudiantes y voluntarios tienen la oportunidad de involucrarse activamente en la conservación de su entorno natural.