Ramiro Barreiro (Dialogue Earth)
El norte de Uruguay y el sur de Brasil comparten una de las mayores fuentes de agua dulce del mundo: la cuenca formada por la Laguna de los Patos, en Brasil, y la Laguna Merín, que cruza sus fronteras. Es aquí donde los gobiernos de ambos países planean construir una hidrovía de 800 kilómetros para facilitar y aumentar las exportaciones de soja, madera y arroz, creando una ruta alternativa hacia el norte que evitaría el tránsito más lento por los puertos tradicionales del sur de Uruguay.
Con un dragado previsto de nueve metros, la vía navegable, aún sin nombre, permitirá el paso de embarcaciones de mayor tamaño y la construcción de un puerto a lo largo de su trazado, en el río Tacuarí (Uruguay). El proyecto, planteado desde los años sesenta, atravesará un ecosistema lacustre de 143.000 kilómetros cuadrados, en un territorio habitado por unos 4,5 millones de personas en ambos países.
Para los gobiernos de Uruguay y Brasil, así como para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el proyecto se ha planteado para reducir los costos del transporte marítimo y aportar desarrollo económico local. Sin embargo, las comunidades que viven cerca de las orillas uruguayas de la Laguna Merín temen posibles impactos ambientales y sociales en una zona que describen como ya afectada por la contaminación.

La Laguna Merín, ya vulnerable
La cuenca de la Laguna Merín abarca algo más de 62.000 km2, de los cuales 33.000 km2 están situados en Uruguay. Es una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, aunque, irónicamente, su nombre original “Mi-Ri”, que procede de la lengua indígena tupí-guaraní, significa “pequeño”.
Cuatro ríos y varios arroyos desembocan en la laguna, cuya cuenca se extiende por tres departamentos uruguayos y se adentra en el estado brasileño de Rio Grande do Sul.
La mayor parte del agua de la laguna, el 98%, es accesible para su uso en actividades productivas, principalmente para inundar los cultivos de arroz que crecen en las cercanías. Sin embargo, cuando dichos cultivos han madurado tres meses después, la misma agua vuelve a la laguna mezclada con fertilizantes e insecticidas.

Impacto de la expansión de cultivos
El cultivo de arroz en estas tierras, que ha tenido lugar en lo que originalmente eran humedales, se considera el principal contaminante del agua de la Laguna Merín: los controles realizados en la cuenca entre 2014 y 2021 hallaron más de 80 contaminantes químicos presentes en sus aguas.
La posible expansión de los cultivos de arroz y, en menor medida, de soja debido al proyecto de la vía navegable, preocupa a los habitantes de los alrededores de la cuenca, que dependen de la laguna para su subsistencia.
“Donde antes había peces y pájaros, ahora hay arroz”, dice el pescador Rafael Carnales. “Es el llamado progreso y no podemos luchar contra él. Y ahora tendremos la vía fluvial en el mismo lugar donde hoy estaba pescando”.

Interés del gobierno
Aunque fue concebido a principios de la década de 1960, el proyecto de la hidrovía cobró impulso especialmente durante las conversaciones mantenidas en 2021 entre el actual presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, y el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Al asumir el cargo, su sucesor Luiz Inácio Lula da Silva también ha mostrado interés en el proyecto, oficializando sus intenciones en septiembre de 2023 en la ciudad uruguaya de Rivera.
Ese día también se inauguró el primer aeropuerto binacional, se anunció la restauración del puente que une las ciudades de Río Branco y Jaguarao, así como el dragado del canal de Sao Gonçalo, que une la Laguna Merín con la Laguna de los Patos, al sur de Porto Alegre. Uruguay, por su parte, informó que se construiría un puerto a lo largo de la ruta, en el río Tacuarí.
El pasado mes de diciembre, el gobierno brasileño convocó una licitación para el dragado de la Laguna Merín, buscando una empresa que realizara también el levantamiento hidrográfico, así como las obras de señalización, por un total de 10 millones de dólares.
Sin embargo, estos procesos de licitación han sufrido varios retrasos en ambos países.

Eduardo Morrone es ex alcalde de Santa Vitoria do Palmar, el municipio brasileño que comparte la mayor frontera con la Laguna Merín. Considera que el proyecto de hidrovía es una buena forma de conectar el municipio con el resto de Brasil, así como de aprovechar los servicios sanitarios y educativos de Uruguay. Sin embargo, cree que su destino estará ligado a si puede cumplir la normativa medioambiental.
Por parte brasileña, se han detectado niveles nocivos de fósforo y bacterias E. coli en las aguas de la Laguna Merín. A pesar de ello, el gobierno municipal aprobó el pasado carnaval su idoneidad para el baño basándose en los últimos análisis, realizados por la agencia medioambiental del estado de Rio Grande do Sul, FEPAM, aunque afirma que la aprobación puede anularse en función de los controles en curso.
Dado que la vía navegable y las instalaciones asociadas se encuentran aún en fase de licitación, los estudios de impacto están aún lejos, pero Morrone afirma que “todo el proyecto” requerirá una licencia medioambiental antes de que pueda empezar a construirse. También pedirá que se tengan en cuenta las actividades de los pescadores artesanales locales.
- Artículo publicado originalmente en Dialogue Earth.