La contaminación lumínica es un fenómeno silencioso que no solo borra las estrellas. También afecta nuestra salud, altera ecosistemas y nos desconecta de un legado milenario. En Uruguay, la Red Pro Cielos Oscuros busca devolvernos el cielo nocturno y su profundo significado.
En diálogo con Ambienta, Ana Amorín —referente de la Red— nos invita a levantar la vista. Nos propone redescubrir la noche y reconectar con el cosmos. En un mundo cada vez más iluminado artificialmente, la oscuridad se ha vuelto un bien escaso. La entendemos no como ausencia, sino como un derecho.
Ante esta problemática, la Red Pro Cielos Oscuros Uruguay nació en 2023. Es un espacio colaborativo. Reúne a astrónomos, educadores, ambientalistas y amantes del cielo estrellado. Desde su creación, impulsan actividades públicas, capacitaciones y campañas educativas. Para profundizar en el tema de la contaminación lumínica, puedes escuchar nuestro podcast Conectados por Naturaleza.
¿Por qué es vital preservar el cielo oscuro?
La contaminación lumínica es un fenómeno silencioso pero invasivo. Desorienta a aves migratorias, altera los ciclos vitales de insectos y afecta nuestra salud física y mental. Al consultarle a Ana Amorín sobre la importancia de la conservación, ella nos explicó:
«Hay muchas razones para conservar el cielo oscuro. Una de ellas es nuestra salud: la exposición constante a luz artificial durante la noche puede alterar los ritmos circadianos, esenciales para un descanso reparador».
Además del impacto en nuestra salud, la experta resalta las consecuencias para la biodiversidad. «La biodiversidad se ve seriamente afectada por la luz artificial. Muchos animales, como insectos, aves y mamíferos, dependen de la oscuridad para desarrollar sus comportamientos naturales. Esta alteración interrumpe patrones de migración, caza y reproducción. Daña seriamente nuestros ecosistemas».
La astronomía también se ve comprometida. Los cielos oscuros son fundamentales para la observación. En ciudades y zonas urbanizadas, la contaminación lumínica limita la visibilidad de estrellas, galaxias y otros cuerpos celestes.
Proteger el cielo: una defensa ambiental y cultural
Al preguntarle por el significado de esta defensa, Amorín enfatiza la doble dimensión del problema:
«La contemplación del cielo estrellado ha sido parte de diversas culturas a lo largo de la historia. La luz artificial nos ha alejado de esa conexión profunda con la naturaleza y el universo».

Desde lo ecológico, la contaminación lumínica impacta gravemente en múltiples formas de vida. El uso innecesario de iluminación artificial implica un derroche energético que contribuye al cambio climático. Desde lo cultural, el cielo estrellado ha sido fuente de conocimiento y arte para innumerables civilizaciones. Es un legado que hoy corre peligro.
Acciones para una Iluminación Responsable
Todos podemos hacer pequeños cambios que, en conjunto, generan una gran diferencia. Esto ayuda a recuperar y proteger nuestros cielos nocturnos. Adoptar una iluminación responsable es el primer paso.
- Apagar las luces exteriores cuando no sean necesarias.
- Usar luminarias de bajo consumo, color ámbar cálido y dirigidas hacia abajo.
- Instalar sensores de movimiento para evitar el encendido constante de las luces.
- Evitar que la luz se disperse hacia el cielo con pantallas o cortinas.
- Apoyar iniciativas que promuevan la educación ambiental.
«A quienes nunca han contemplado el cielo nocturno, les diríamos que lo hagan ahora, antes de que sea demasiado tarde».
Recuperar el cielo estrellado es también cuidar nuestra salud, nuestra cultura y el equilibrio natural del planeta. Te invitamos a actuar en Pro de los Cielos Oscuros y a defender la posibilidad de mirar hacia arriba. Es una manera de reencontrarnos con el universo. Sigue sus acciones e inspírate a través de su cuenta de Instagram.
La nota completa, con más detalles y entrevistas exclusivas, se puede leer en la edición de agosto de la revista Ambienta.