El evento se celebrará en Belém, estado de Pará, en noviembre de 2025. La ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, Marina Silva, destacó la trascendencia que tiene para su país la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30).
En declaraciones al programa «Buenos Días, Ministro», Silva subrayó que la COP30 marcará un antes y un después en la implementación de la transición energética del país y en la lucha contra la deforestación, dos pilares fundamentales para enfrentar el cambio climático y asegurar el futuro económico de Brasil.
Un enfoque estratégico en la economía sostenible
Más allá de las discusiones sobre los impactos ambientales, la COP 30 se enfocará en las oportunidades que un modelo sostenible ofrece para la economía brasileña. «Acabar con la deforestación es una gran inversión. Estamos invirtiendo en la electrificación del parque automotor, aprovechando la tecnología que ya poseemos. Brasil es un país con abundantes energías limpias. Además, estamos impulsando la agricultura baja en carbono, ampliando nuestra capacidad de producción de alimentos y posicionando a Brasil como un proveedor de energía global», afirmó Silva.

La ministra resaltó la dependencia de los servicios ecosistémicos en la economía mundial, señalando que «alrededor del 40% del PIB de los países depende de estos servicios, y en América del Sur, el 75%». En este contexto, la preservación de la naturaleza y la lucha contra la desertificación se presentan como estrategias clave para garantizar un futuro próspero para Brasil y el mundo.
Metas ambiciosas y acciones concretas
La COP30 será un escenario crucial para definir objetivos globales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Brasil, por su parte, se ha comprometido a reducir sus emisiones entre un 59% y un 67%. Silva considera que la conferencia será el momento para traducir estos objetivos en acciones concretas, especialmente en lo que respecta al fin de la deforestación y la reducción del uso de combustibles fósiles.
Avances en la lucha contra la deforestación
Datos recientes del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelan que las alertas de deforestación en la Amazonía alcanzaron su nivel más bajo en febrero. Se registraron 80,95 km² de deforestación, lo que representa una notable reducción del 64,26% en comparación con el mismo período del año anterior.