Este cinco de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente 2024, la campaña se centra en la restauración de las tierras, la resiliencia a la sequía bajo el lema “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la Generación Restauración”.
Esta fecha fue creada para que recordemos que somos los habitantes de este planeta y que es el único hogar que tenemos, por eso el realizar acciones concretas y urgentes ayudamos a mitigar la contaminación y el daño que se ha generado. Hoy contamos con un nuevo continente, la ciencia intenta buscar soluciones urgentes ante un problema que nos alcanzó, uno que a veces sentimos lejano y ajeno como si de negar se tratara pero que golpea con fuerza en cada realidad.
Si hablamos de tierras y de conservar áreas protegidas desde Uruguay nos encontramos con Punta Ballena, agua y tierra, mágico lugar. Si hablamos del mundo nos encontramos con un concepto nuevo de “tierra”, “islas”, producto de nuestra adaptación y resiliencia o de nuestra desadaptación, este tema es particularmente interesante porque esta “nueva tierra” nace del agua pero contaminándola».

Existe una isla en el Océano Pacífico que ya es considerada un continente por su gran tamaño, fue descubierta en 1997 y no paró de crecer en las últimas décadas, mide 1,6 millones de kilómetros cuadrados y equivale a tres veces el territorio de Francia, lo más interesante es que está formada por plástico.
La contaminación por plásticos es un problema mundial porque cada año se vierten millones de toneladas de residuos plásticos que afectan a lagos, ríos y mares, toda esta contaminación afecta de forma preocupante a los ecosistemas existentes, existen especies que se están reproduciendo en un ambiente extraño sin contar nuevas especies que se descubren conteniendo en su composición restos de plástico, especies que eran costeras ahora aparecen a miles de kilómetros en alta mar.

Estos descubrimientos dejan en claro que los ecosistemas marinos están cambiando rápidamente por una contaminación generada por nosotros. No obstante si aún elegimos negar esta realidad y elegir pensar que no nos afecta de forma directa hay otro dato interesante para compartir con ustedes.
En el Día Mundial del Reciclaje distintos estudios y ONG se reunieron y tomaron conciencia del impacto en el medioambiente y en la salud humana y animal y resulta impactante el hecho de que los microplásticos (pequeños desechos de plástico que se rompen y fragmentan continuamente) pueden ingresar de la respiración o junto a comida y bebida a nuestro cuerpo, calculándose que los humanos podemos inhalar alrededor de 16,2 fragmentos de microplásticos cada hora, lo equivalente a una tarjeta de crédito durante una semana.

En los seres humanos la salud orgánica se puede ser afectada presentándose inflamación, genotoxicidad, estrés oxidativo, adoptosis y necrosis, incluyendo cáncer. Confluimos aquí en la contaminación encontrada en un pez y en nosotros, resulta que contaminamos tanto que ahora comemos e inhalamos esa contaminación y de hecho es parte nuestra. Esta realidad no se extiende al agua también afecta tierra, aire y toda la cadena de seres vivos que existen.
Cuando hablamos de preservar aguas y tierra, cuando hablamos del acceso a agua y cuando hablamos de hambre sería bueno considerar de qué tipo hablamos.
Una vez más para actuar sobre un problema se hace evidente que debemos conocerlo y aceptarlo primero, luego asimilar las causas y consecuencias del mismo y después actuar y no anularnos o evadirnos ante esta realidad, debemos afrontarla como una unidad porque eso es la vida, una unidad en un planeta vivo aún».
Así que cuando hablemos de “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la Generación Restauración” no debemos olvidar que allí donde nace un problema también nace una oportunidad de cambio, superación y crecimiento.

